A woman smiles while holding ttwo sheep on her arms
Parte tres: Servir mejor

Asistencia en efectivo y vales

Intikane, Níger

Esta refugiada maliense se vio obligada a huir dos veces: cuando su marido fue asesinado protegiendo su ganado y cuando grupos armados atacaron su pueblo de acogida. Ella dijo: "Recibí una subvención en efectivo y me compré unas cabras para criar. Gracias a mi nuevo negocio, gano hasta un dólar por día para mantenerme a mí y a mis hijos. Espero que algún día puedan llegar a ser médicos o maestros". UNHCR/Boubacar Siddo

La implementación de la asistencia en efectivo y mediante vales ha experimentado cambios significativos gracias a la COVID-19, con nuevas oportunidades no sólo de ampliarla sino de trabajar de manera más eficaz y eficiente. La pandemia ha obligado a las organizaciones humanitarias a replantearse e innovar sus respuestas en varios ámbitos, sobre todo en la elección de la modalidad y los mecanismos de prestación de asistencia humanitaria.

La asistencia en efectivo y vales (AEV) ya ofrece una modalidad eficiente y flexible que pone el poder de decisión en manos de quienes lo reciben. La respuesta ante la COVID-19 ha puesto de manifiesto el valor de este enfoque para satisfacer las necesidades básicas, complementar los ingresos de los hogares, proteger los medios de subsistencia, apoyar los mercados locales y revitalizar las economías locales, al tiempo que ofrece opciones para la prestación de asistencia a distancia. Además, en el caso de las poblaciones vulnerables que están excluidas de la protección social del gobierno o que no pueden acceder a ella, la ampliación del AEV como parte de las respuestas humanitarias más amplias puede servir de punto de entrada para que grupos específicos accedan a la asistencia de protección social a más largo plazo.

Diversos actores que intervienen en la AEV han hecho esfuerzos impresionantes en los últimos meses para comprender y elaborar guías sobre las oportunidades, los retos y los riesgos de utilizar este método de asistencia en respuesta a la COVID-19. Los mensajes de salud pública se han integrado en diferentes etapas de los ciclos del programa de AEV, y los actores de la AEV han elaborado y fortalecido la guía referente a la COVID-19 para sus respectivos grupos de interés. Se están vigilando más de cerca las economías y los mercados de los hogares, lo que permite a los actores del efectivo ajustar la programación, es decir, si es necesario ampliar el AVC y cómo hacerlo.

La respuesta también se ha reorientado hacia la consideración de los pagos digitales y el ensayo de nuevas tecnologías para limitar la necesidad de contacto físico permitiendo la distribución a distancia a las personas necesitadas. Esto incluye el uso de identificación de voz y de tecnologías de información y comunicaciones para el registro, verificación, entrega, y supervisión y evaluación. En el contexto de la pandemia, han sido importantes los medios digitales para la entrega y el seguimiento del AVC, así como la flexibilidad para conservar o modificar algunos mecanismos de entrega no digitales, teniendo en cuenta la brecha digital que puede existir entre las poblaciones vulnerables.

Los gobiernos han desempeñado un papel fundamental, ya que más de 200 países han iniciado o ampliado sus sistemas de protección social desde marzo de 2020, en gran parte gracias a la asistencia en efectivo. Ello ha reorientado la atención hacia la necesidad de fortalecer y aprovechar mejor los vínculos entre la AEV y los sistemas nacionales de protección social, incluso considerando esas oportunidades de manera más sistemática en todo el ciclo de programación humanitaria.

La respuesta a la COVID-19 también ha reiterado la importancia de fortalecer la colaboración entre los actores del dinero en efectivo. A este respecto, ACNUR, UNICEF y el PMA han aplicado la Declaración de colaboración en efectivo de las Naciones Unidas en siete países seleccionados, al tiempo que han utilizado la colaboración existente como mecanismo para colaborar con otros socios y determinar nuevas oportunidades de respuesta conjunta en efectivo en el contexto de la COVID-19. Los miembros de la Red de colaboración en materia de entrega de efectivo, integrada por 15 organizaciones no gubernamentales, han reforzado sus enfoques en torno a la programación en colaboración, el análisis de riesgos, el impacto en los mercados y el análisis conjunto en sus países prioritarios, de conformidad con el Acuerdo de colaboración mundial para la Red de colaboración en materia de entrega de efectivo (Global Collaboration Agreement for the Collaborative Cash Delivery Network).

Las mejores respuestas y la mejora de la prestación de servicios a largo plazo dependen de que se sigan realizando esfuerzos para asegurar que se mantengan los cambios positivos en el análisis de la situación y que se reconozca el potencial de impacto. Se necesita un compromiso en varios frentes, desde la identificación de oportunidades para colaborar en torno a aspectos programáticos hasta el estudio de la mejor manera de vincularse con los sistemas nacionales de protección social de manera que se pueda reducir la vulnerabilidad futura a las crisis.

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Notas

  1. Afganistán, Bangladesh, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Ecuador, Niger y Yemen.
  2. Los países en los que actualmente se centra la atención son Colombia, el Ecuador y Etiopía, con operaciones de puesta en marcha en Nigeria y Uganda. Véase www.collaborativecash.org