Fortalecer el análisis conjunto de todos los sectores en la evaluación de las necesidades humanitarias es un compromiso clave del Gran Pacto. Es fundamental que el sistema humanitario sea capaz de responder de manera integral y con el máximo impacto a las múltiples necesidades de las comunidades y personas afectadas.
Cuando se produce una crisis, una persona no experimenta sus efectos de forma aislada. Por ejemplo, una mujer desplazada que viva en un barrio urbano y trabaje en la economía informal experimentará la sequía de manera diferente a un niño que viva en una granja en una zona rural. Ambos pueden necesitar asistencia alimentaria para hacer frente a la sequía, pero la mujer, que vive en un entorno urbano, también puede necesitar apoyo adicional para sus medios de subsistencia, ya que la sequía puede provocar un aumento de los precios de los alimentos y hacer que le resulte insostenible alimentar a su familia. También es posible que corra un mayor riesgo de sufrir abuso y explotación sexual fuera del hogar, al buscar oportunidades de generación de ingresos, y de sufrir violencia de género dentro y fuera del hogar al aumentar las tensiones.
El/la niño/niña, por su parte, puede necesitar acceso a programas nutricionales, ya que puede sufrir desnutrición, y aumentar las visitas médicas regulares para asegurar que su salud no se vea comprometida. El menor también puede necesitar apoyo de salud mental y psicosocial y oportunidades de aprendizaje seguro y de apoyo para reducir la probabilidad de los efectos a largo plazo de la sequía en el desarrollo cognitivo, la salud y el comportamiento.
Comprender y reconocer las múltiples formas en que las personas y las comunidades experimentan las crisis es el primer paso para asegurar que los sistemas humanitarios respondan de manera más amplia y con el máximo impacto a las múltiples necesidades de las comunidades y personas afectadas. Un sólido análisis de género puede ayudar a comprender cómo cada persona tiene experiencias diferentes y superpuestas de discriminación y marginación, lo que podría dar lugar a mayores riesgos y necesidades de protección.
Comprender los múltiples factores que afectan a la forma en que una persona o comunidad experimenta una crisis es importante, pero no es suficiente. También es crucial comprender cómo se vinculan los diferentes tipos de necesidades y cómo se pueden ampliar. Algunas necesidades no se resolverán a menos que otras se aborden en la secuencia adecuada. Por ejemplo, los alimentos requieren agua; la cobertura de las necesidades básicas con asistencia en efectivo requiere mercados que funcionen; y la asistencia a la escuela requiere un acceso seguro, material didáctico suficiente y otros artículos. Examinar las necesidades humanitarias de esta manera se denomina análisis intersectorial.
El análisis humanitario "tradicional" se centra en grupos o sectores (clusters/sectors.) Se trata de áreas específicas de intervención como la salud, la educación, la protección y la gestión de los campamentos. Históricamente, el análisis de estos sectores profundiza en los diferentes aspectos de las necesidades de un sector determinado. Por ejemplo, para determinar las prioridades de respuesta de los actores sanitarios, el análisis del sector de la salud puede examinar la prevalencia de enfermedades en un grupo de riesgo de una comunidad, o el tipo de enfermedades endémicas y las tasas actuales de inmunización, entre otros.
Un análisis intersectorial conjunto impulsa a las organizaciones humanitarias a pensar de manera más estratégica y a orientar mejor su respuesta examinando la plétora de necesidades que puede tener una población y sus interacciones. No sustituye al análisis sectorial, sino que considera el contexto de una crisis, los principales factores determinantes y sus repercusiones, y luego, lo que es más importante, cómo y por qué estos factores están afectando a las condiciones humanitarias en general. El análisis intersectorial aprovecha la capacidad de los agentes en todos los sectores y apoya una secuencia de intervenciones para que la acción humanitaria sea, en última instancia, digna y responda verdaderamente a las necesidades de las personas afectadas.
En el año 2020 se aplicó por primera vez el Marco de Análisis Intersectorial Conjunto (JIAF por sus siglas en inglés) en los HNO. El JIAF se despliega como un conjunto de protocolos, métodos y herramientas que clasifican la gravedad de las condiciones humanitarias (incluidas las necesidades humanitarias) resultantes de una crisis. El marco se elaboró mediante la colaboración de expertos en evaluación de necesidades de 25 entidades de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales, donantes y especialistas, bajo la coordinación de OCHA. La aplicación del marco representa un cambio importante hacia un análisis más holístico y completo de las necesidades humanitarias, su gravedad y sus causas.
El JIAF cuenta una historia. Examina cómo una población se ha visto afectada por una crisis o un estrés, como un terremoto o una sequía. A continuación se desarrolla un análisis de antecedentes, que evalúa la gravedad de las necesidades humanitarias y clasifica las poblaciones y zonas geográficas. Luego permite una estimación del número de personas que necesitan asistencia humanitaria en todas las categorías demográficas y geográficas. Esto ayuda a sustentar las decisiones sobre el momento y la secuencia de la asistencia humanitaria y las modalidades de respuesta, y ayuda a identificar los mejores marcos de asistencia que abordan las necesidades.
Volviendo al ejemplo anterior de cómo dos personas diferentes experimentan la sequía (una mujer en un entorno urbano y un niño en un entorno rural), el análisis intersectorial mostraría las diferentes dimensiones de la necesidad y podría ayudar a los encargados de la respuesta a organizar las intervenciones de la manera más eficaz. La mujer podría recibir asistencia inmediata en materia de alimentos y medios de subsistencia, en primer lugar en efectivo, para aliviar la presión económica. Posteriormente, podría recibir asistencia para la protección, incluida información sobre la prevención de la violencia de género, así como apoyo mental y psicosocial. El niño, por su parte, podría necesitar recibir asistencia alimentaria y sanitaria inmediata para prevenir la desnutrición, a lo que podría seguir un acceso seguro a la escolarización o a la educación a distancia.
La integración del JIAF en el HNO 2021 tiene por objeto aportar conocimientos prácticos para apoyar las decisiones sobre la estrategia, las respuestas y el establecimiento de prioridades en el PRH. El JIAF mejora la calidad de los HNO y asegura que los PRH sean más estratégicos, con prioridades y firmemente basados en la evidencia. También fomenta la vigilancia regular de las situaciones y necesidades mediante el examen de la evolución del contexto y los impactos, mejorando así el análisis de la situación.
El JIAF seguirá evolucionando sobre la base de las enseñanzas extraídas del ciclo del programa humanitario (HPC) de 2020 y de un examen previsto de expertos independientes. Con el apoyo de los donantes y socios que integran el Grupo Mixto Intersectorial de Análisis, se está formando una Unidad de Gestión de Proyectos del Foro para supervisar el desarrollo y la implementación continua del marco.
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Source: OCHA
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