La tasa de aceptación de los servicios digitales se ha disparado en el último decenio. A finales de 2019, el porcentaje de la población mundial que utilizaba Internet se había duplicado hasta alcanzar el 53,6%, es decir, 4.100 millones de personas, en comparación con 2009.
Ahora hay más suscripciones de teléfonos celulares. Esa tecnología ha abierto las puertas a nuevas prácticas en la acción humanitaria, como la realización de encuestas y evaluaciones de las necesidades en tiempo real por medio de teléfonos móviles o el uso de vales electrónicos para la asistencia. El potencial que las nuevas tecnologías ofrecen a la acción humanitaria se ha acentuado aún más durante la pandemia: Se está utilizando la inteligencia artificial para levantar mapas de los brotes y para la alerta temprana, la detección, el diagnóstico y el tratamiento. Las impresoras 3D están apoyando la producción de mascarillas, protectores faciales y ventiladores. Los aviones teledirigidos están entregando suministros médicos y analizando muestras. Dado que muchas actividades mundiales se han puesto en línea casi de la noche a la mañana, la COVID-19 ha puesto de relieve el estado de la preparación tecnológica, la desigualdad digital y la continuidad de las empresas.
Uso de Internet por género (2019)
Las prácticas innovadoras, como los enfoques previsores y el análisis predictivo, también están apoyando la acción temprana en emergencias como hambrunas, inundaciones, desplazamientos o brotes de enfermedades. En 2020, por primera vez, el Fondo Central para la Acción en Casos de Emergencia (CERF) de OCHA asignó y liberó fondos basados en marcos de análisis predictivo para la hambruna en Somalia y las inundaciones en Bangladesh.
Al mismo tiempo, el uso de tecnologías en contextos humanitarios plantea importantes riesgos y desafíos que deben mitigarse. Las violaciones de los datos y la privacidad pueden dar lugar a la vigilancia, discriminación y persecución de las poblaciones vulnerables. La falta de conectividad y de conocimientos digitales puede ampliar la "brecha digital" y dar lugar a prejuicios y a la discriminación digital, en particular en el uso de la inteligencia artificial. Los sesgos de género pueden intensificarse debido a la falta desproporcionada de acceso de las mujeres a la tecnología, como los dispositivos móviles e Internet.
Acción contra las minas: mecanismo de comunicación para la educación sobre riesgos
Para aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos de las tecnologías nuevas e incipientes en la acción humanitaria se requiere un enfoque basado en los derechos, de conformidad con el derecho internacional, el imperativo de "no causar daño" y los principios humanitarios. Este enfoque garantiza que se apliquen los principios básicos, como las normas de protección de datos, la privacidad y la responsabilidad. La inversión en la conectividad y la alfabetización digital ayudará a superar las brechas digitales y a facilitar los enfoques localizados, mientras que la colaboración con otros agentes impulsará las sinergias entre las esferas de especialización y ahorrará recursos. Es importante señalar que la tecnología será más eficiente si se aplica un enfoque basado en la demanda: la respuesta más eficaz podría ser "alta tecnología", "baja tecnología" o "sin tecnología", según el contexto y las circunstancias individuales.
Notas
- UIT, Statistics. Datos descargados el 27 de octubre de 2020.
- CERF, Early funding from CERF as food insecurity in Somalia is projected to rise, 26 de junio de 2020
- Verity y Wright, Artificial Intelligence Principles for Vulnerable Populations in Humanitarian Contexts, Red Humanitaria Digital, enero de 2020
- ODI, The Humanitarian ‘Digital Divide,’ Documento de trabajo del HPG, noviembre de 2019
- UIT, Measuring digital development Facts and figures 2019