A young woman sews protective face masks
Parte tres: Servir mejor

La COVID-19 y localización

Kinshasa, RDC

Cuando se declaró el estado de emergencia en la RDC, los estudiantes de provincias remotas quedaron varados en Kinshasa, sin poder volver a casa. Con el apoyo de UNICEF, casi 150 estudiantes del Instituto Superior de Artes y Oficios de Kinshasa se movilizaron para producir 2 millones de mascarillas. UNICEF/Sibylle Desjardins

Los actores locales son fundamentales tanto en calidad de primeros intervinientes en una crisis como en calidad de proveedores de apoyo a largo plazo. Desde la Cumbre Humanitaria Mundial de 2016, se ha seguido trabajando, a través de la vertiente de trabajo de localización del Gran Pacto y del Comité Permanente entre Organismos (IASC), para cumplir los compromisos que refuerzan la complementariedad de la respuesta internacional con la respuesta en curso dirigida a nivel nacional y local en los países.

La COVID-19 ha infundido un renovado sentido de urgencia en la necesidad de apoyar a los actores locales y nacionales. La localización se considera una necesidad y una oportunidad para satisfacer eficazmente las necesidades humanitarias, especialmente en los casos en que las actividades de respuesta y recuperación posteriores a la COVID-19 están dirigidas en gran medida por organizaciones locales. Ello ofrece una importante oportunidad de reunir pruebas sobre las ventajas comparativas de los agentes locales y nacionales en la respuesta local.

En el último año se han registrado avances en muchas esferas:

Guía para apoyar la acción local y nacional en la respuesta a la COVID-19

En un momento en que la respuesta efectiva y oportuna a la COVID-19 requería una respuesta inmediata a nivel local y nacional y las restricciones de viaje y movimiento impedían la respuesta de la comunidad internacional, el IASC publicó la Guía provisional sobre localización y respuesta a la COVID-19 (Interim Guidance on Localisation and the COVID-19) . Se elaboró en reconocimiento del papel fundamental de los actores nacionales y locales, incluidas las organizaciones de la sociedad civil, los 14 millones de voluntarios del Movimiento de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, los gobiernos, el sector privado y las propias comunidades. En la guía se destaca la importancia de aportar conocimientos especializados, capacidad y apoyo al personal y los socios que ya están sobre el terreno. Destaca la forma en que los agentes nacionales y locales pueden contribuir a una respuesta completa que llegue a las personas más vulnerables y aborde el impacto de género que tiene la emergencia de la COVID-19. Será necesario seguir poniendo en práctica la guía en 2021.

Liderazgo local y participación significativa en los mecanismos de coordinación

Se ha seguido trabajando para aumentar la participación y el liderazgo significativo de los actores locales en la coordinación humanitaria. Ello incluye la divulgación de las mejores prácticas sobre las formas de hacer participar a los actores locales (por ejemplo, el Manual de coordinación y colaboración humanitaria en Bangladesh); la inclusión de las ONG locales y nacionales en los grupos de asesoramiento estratégico de los clústeres mundiales, como el Grupo mundial de educación; los esfuerzos para garantizar la traducción coherente de la guía de los clústeres y de la coordinación a los idiomas locales y nacionales; y el compromiso de establecer puntos de referencia para medir los avances mundiales. Se necesitarán esfuerzos sostenidos para seguir ampliando la participación activa de las organizaciones no gubernamentales locales y nacionales en los mecanismos de coordinación internacionales y nacionales, y se requerirán esfuerzos adicionales para incluir a las organizaciones de mujeres y las organizaciones dirigidas por refugiados y desplazados internos.

Más financiación para los actores locales

Los fondos mancomunados desempeñan un papel fundamental para los donantes que tratan de cumplir sus compromisos de localización del Gran Pacto, y para apoyar el compromiso de canalizar el 25% de la financiación humanitaria mundial de la forma más directa posible a los responsables de la respuesta a nivel local y nacional. Resulta alentador que las organizaciones no gubernamentales locales y nacionales hayan aumentado recientemente su acceso a los fondos mancomunados de las Naciones Unidas (véase Fondos mancomunados y emergencias humanitarias), y que sigan teniendo acceso a los fondos a través de fondos mancomunados gestionados por organizaciones no gubernamentales, como la Red START. En los casos en que no existen fondos humanitarios de país, se debe promover la inversión en soluciones alternativas promovidas a nivel nacional, incluida la financiación directa a las organizaciones no gubernamentales locales y nacionales, y permitir que se subconcedan a esas organizaciones los gastos de apoyo indirectos.

Entre los ejemplos de buenas prácticas cabe citar:

  • El Start Fund Bangladesh, que demostró la importancia de los actores locales como responsables de la primera respuesta debido a sus vínculos con la comunidad. El fondo contribuyó a reducir a la mitad el tiempo necesario para desembolsar los fondos destinados a las respuestas comunitarias, de 20 días a 10 desde el momento en que se produce una alerta. En 2020, el fondo asignó el 100% de su financiación dedicada a la respuesta a la COVID-19 a las ONG locales.
  • El Fondo de Mujeres para la Paz y la Asistencia Humanitaria abrió un mecanismo de financiación ampliado para la COVID-19 para las organizaciones locales de la sociedad civil con un procedimiento acelerado de asignación de fondos para responder a los aspectos de la pandemia relacionados con el género, incluida la violencia de género.
  • La Red para una respuesta de ayuda potenciada respondió a las necesidades de la comunidad en tiempo real antes, durante y después de un desastre mediante un proyecto experimental en Nepal y Somalia, que desembolsó fondos utilizando estructuras y sistemas de gobernanza localizados.

Los fondos mancomunados basados en los países siguen siendo un instrumento importante para financiar la acción local:

El Fondo Humanitario Común del Pakistán asignó el 94% de las contribuciones recibidas a las organizaciones no gubernamentales y a la Media Luna Roja en 2020, incluido el 79% a los socios locales y nacionales.

El Fondo Humanitario Transfronterizo de Siria asignó el 73% de los fondos disponibles, equivalente a la cifra sin precedentes de 120 millones de dólares, a los socios locales y nacionales.